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Aquello que yo también olvido

Martín Salinas

Curador: Carlos Herrera

22.6.16 - 29.7.16

El árbol Morus Alba es una especie que se cultiva por la especificidad de sus hojas. Su cualidad en comparación con las hojas de otros árboles de moreras se destaca por su esponjosidad y tersura. Las mismas son utilizadas para alimentar exclusivamente a gusanos de seda que de modo feroz fagocitan a estas hojas. Su instinto los lleva a esta acción constante; pues luego de varias semanas deberán construir sus mullidos capullos con un extenso y delgado hilo que ellos mismos generan y así prepararse para la mutación y metamorfosis.


El olvido se apodera de nosotros cuando al manipular una pieza de seda y al rodearla en nuestras manos o torso, su pasado primitivo y natural pareciera quedar guardado en nuestro inconsciente. Estos gusanos constructores de su propio hogar/destinoparecieran también olvidarse con rapidez de su labor realizada; deben omitir para así poder transformase en mariposas y seguir su corto siclo de vida. Es claro, esa es su misión.


El cuerpo desnudo de aquella mariposa que apenas salida de su capullo va en busca de su cópula, puesta de huevos y muerte, representa en un solo acto el olvido de nuestra frágil mente. Aquel acontecimiento de finitud es ahora el modus mental. Estamos posicionados en ese momento, el de la construcción del hogar, el de la cópula, el de los huevos, el de la muerte, el del olvido, para así poder entender a la omisión como un gesto trascendental y primal.
No puedo dejar de pensar en ese acto todo junto, amontonado en mi conciencia, entre mis recuerdos y vívidos momentos que clavados en una membrana de mi cerebro componen de modo formal ese ser que soy.


No puedo dejar de pensar en la construcción que Martín Salinas compone en sus obras como un acto que urge en donde ese momento de fragilidad mental se manifiesta amontonado, manipulado, velado y como fundante constructor del sentido alterado de su olvido, de su metamorfosis creativa.


He dejado de pensar a la manifestación artística como un acto de fe, he dejado de pensar en la conexión con el espectador que desnudo se entrega al acto, he dejado de pensar en mí como un ente de fuerza y luz, pues esa no es mi misión. Sólo pienso en la omisión y el olvido de lo que precede a las cosas, sólo pienso en la fragilidad de nuestras mentes y su alimento como modo de vida.

Carlos Herrera

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