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Nora-Aslan-Trono-con-Bosque-Collage-Digi

ARTISTAS

NORA ASLAN

1937, Buenos Aires, Argentina

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NORA ASLAN

OBRA

Album

ÁLBUM

Álbum 

Una serie
Cada obra numerada es lugar de condensación de imágenes, acumulación de estratos.
Hay objetos desactivados, en retirada, donde lo ruinoso emite algunos destellos de esplendor. No hay desarrollo narrativo sino espacio sin contornos definidos, coordenadas del mundo que habitamos o que hemos habitado.
Un "espejo en marcha".
Sin lugar de arribo ni espacio donde volver
Un trayecto.
Cada pieza, es un "Tomo" numerado sin orden detectable. Algunas aparecen acompañadas por delgadas franjas laterales que las completan. Estas son "señaladores" que aparentemente podrían ayudar a explicar lo que no queda claro


Nora Aslan, 2020
 

PELOS, HUESOS, GARRAS, PLUMAS Y UNA BREVE SECUENCIA DE PORMENORES

Pelos huesos

Salir de caza


Partir con la cámara a mano para cercar la realidad sin una fórmula.
En la ciudad, jardín de luces y sombras con frutos de gusto desconocido, todo tiene forma de pregunta.
Regresar con el cargamento y examinarlo.
Ante reglas imprecisas, elegir la alternativa de inventarlas cada vez.
Introducirse entre los intervalos, abrir brechas hasta que contactos y rozamientos produzcan las primeras tensiones.
Contrastes, afinidades, dispersiones, equívocos, rupturas, fusiones suaves, chispas que crujen o estallidos como tajos violentos.
Desde un dentrofuera alimento los fuegos y espero.
No estoy sola, me secundan testigos -álter egos- animales en diferente estado de conservación y aspecto, peces, pájaros, insectos curiosos, estatuas, personajes levemente payasescos, todos invariablemente mudos.
Miramos con intensidad, ellos gesticulan, pero nos reservamos el comentario.
Con cada nueva temporada cambiamos el punto de vista y reordenamos la escena.
Acalladas las chispas terminamos la faena sospechando que la presa es tan esquiva que no se la puede nombrar, tan misteriosa como la imaginábamos, pero tan prometedora que nos hará recomenzar al día siguiente…y al otro…y al otro…


                                    Nora Aslan, 2013
                                    

 

ALFOMBRAS

Alfombras

Una mirada distraída podría deslizarse por la superficie de estas imágenes sin ver más que la reproducción de objetos cotidianos, alfombras y manteles con figuras organizadas en composiciones  simétricas y ornamentales.
Con una inspección más cercana esa mirada se encuentra de pronto retenida, las imágenes se tornan inquietantes y revelan intempestivamente lo que está más allá de su mera apariencia.
Cuando eso sucede se ha generado un compromiso con nuestra visión, la mirada nos es devuelta y no habrá posibilidad de retroceso.
Todo aparece, todo se presenta, todo es ineludible

Nora Aslan, 2013

Exhibiciones
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NORA ASLAN

EXHIBICIONES

 

15.4.15 - 22.5.15

La fotografía como taxidermia. Nora Aslan

Curador: Eduardo Stupía

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Pelos, huesos, garras, plumas  y una breve secuencia de pormenores

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Nora Aslan fotografía ejemplares de especies diversas conservados en los museos de historia natural. Al irónico espejismo del embalsamamiento, a esa eternidad de paja, tela y plástico, le superpone una otra vida suspendida en el tiempo, la vida documental que otorga la fotografía, más ilusoria en este caso todavía, porque se ha fotografiado un simulacro, una apariencia, la indómita vida salvaje solidificada como pura forma exterior, como si la fotografía fuera una nueva forma de la taxidermia.


Pero la cantera en la que Aslan abreva para el casting de la fauna actoral que protagonizará sus misteriosas escenas es más amplia y diversa.

 

Incluye la palpitación del animal retratado en vivo, los fondos ornamentales extraídos muy selectivamente del acervo bibliófilo de la artista, el registro de dioramas –una de las fuentes de inspiración de Aslan para la puesta en escena general de la muestra-, de empapelados que oscilan entre la fantasía decorativa y el gobelino, de detalles de cuadros. Y también apropiaciones de ‟naturalezas domesticadas: viveros, jardines, y fragmentos de jardines de cuadros del siglo XVIII”, según sus propias palabras.


Pero esta enumeración es engañosa. E injusta. Puede inducir a creer que estamos en presencia de un mero juego archivista, de una simple acumulación de imágenes cargadas de empatía a punto de subsumirse en un módico scrapbook o, peor, en la típica galería de formatos varios con alegorías melancólicas a la que a veces es muy proclive la iconografía zoológica. Nada más lejos de lo que pasa aquí.


Un pavo real recibe a los visitantes de espaldas, caminando a sus anchas aunque dentro de un indefinible reducto bidimensional. Un corpóreo osito de peluche nos mira con sus ojos como botones. Son los extremos poéticos, o quizás la clave esencial, secreta, de la notable unidad programática a partir de la cual una Aslan regisseur ilusionista impondrá al elemento más reconocible la otra cara de una nueva cualidad dramática, una insólita expresividad. Una a una se exhiben sutiles  artes y habilidades combinatorias para extinguir cualquier sospecha de exotismo y extenderse en el riguroso, ambiguo territorio donde lo extraño, lo inesperado, lo inquietante, eso que incomoda a golpes de incerteza, se empeña en resultarnos bizarramente familiar.


Con pasión de retratista, corazón de zóologa, paciencia de cazador furtivo e imaginación de criatura traviesa, Aslan no se resiste ni por un minuto a la imperturbable tentación de orquestar, con un humor no exento de sabores tenebrosos, esta trémula atonalidad de cráneos, cornamentas, garras amenazantes o peladas hasta el hueso, pelambres ríspidas o sensuales, picos, patas, plumas y colmillos, que suenan y resuenan, entran y salen de escena en medio de espacios, marcos, ámbitos y perspectivas, hallazgos de una ambientación tan maniática en su precisión como funambulesca en el artificio.


A través del collage tradicional, allí donde se corta y se pega manualmente, y de su correlato de edición, contrapunto, superposición y transparencia digitales, en composiciones tan dinámicas como para descoyuntar incluso las estructuras más equilibradas, Aslan ensaya esta suerte de versión anómala de algún perdido gabinete de maravillas para armar su caleidoscópica rapsodia de atávicas ensoñaciones, de fábulas indescriptibles, episodios herméticos y expansivas metáforas.

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Edurado Stupía

6.19

Ese punto

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“Atraían mi atención los objetos más insoportables a la delicadeza de los sentimientos humanos.”

Mary Shelley, Frankenstein.


Las costillas de un animal muerto, estacado a un palo, cociéndose en el fuego a punto de ser asado. En la vereda de enfrente una vidriera que refleja la imagen y agrega un cantero de flores. Este encuentro es fotografiado y el resultado parece una pintura de Chaim Soutine chorreada de flores de colores.


Nora Aslan se posa en estos encuentros. Otorga valor a lo extraño, a todo aquello que es difícil de digerir. Se para en lo roto y juega con las partes que cortan, que pueden seguir rompiéndose y busca el modo de hacer algo nuevo. No hay intento de arreglo, no busca la norma o la vuelta a un orden como si existiera una dirección correcta. Siempre subvierte.


Sería ingenuo en este contexto no preguntarnos por el valor que tiene la mirada de una artista mujer hacia los espacios de lo periférico, hacia esas formas que oscilan entre lo monstruoso y lo kitsch, que asustan y a veces repelen, pero que a la vez pueden ser sumamente atractivas. Una mirada que a lo largo del tiempo señala esos márgenes, los toma y los trae de frente en una sintaxis que muestra los dientes. 
Ese borde entre lo seductor y lo marginal, ese mirar siempre hacia otros lados y la dificultad en el  intento de categorizar y ubicar su producción según disciplina, corriente o tradición, es una marca en la obra de Nora Aslan. Una marca que señala otras vías, otros modos posibles,  que enarbola la diferencia, ese espacio “entre” (esa característica que hace que una persona o una cosa sea distinta de otra), como espacio a ser explorado, como forma de estar en relación al mundo.


Delfines 
El gel de sílice es una forma granular y porosa que por sus cualidades químicas es absorbente de agua, por este motivo se lo utiliza para reducir la humedad en espacios cerrados. Cuando se ha saturado de agua el gel se puede regenerar. De acuerdo con la cantidad de humedad absorbida, el gel se decolora variablemente del azul al rosa, indicando así la variación de humedad en el medio. De este material se recubren los recuerdos o souvenirs que cambian de color según el clima y que siguen siendo comunes en Mar del Plata y otras playas de la costa: lobos de mar, lechuzas, vírgenes, barcos, caballitos de mar, peces o delfines.


Resultado del encuentro de un conjunto de condiciones, estos objetos mutan de color. No es lo mismo poner al delfín en la biblioteca de una casa en Buenos Aires o al borde de una ventana frente al mar.  Hay un punto preciso en el que estas condiciones permiten que el objeto brinde una determinada información, en este caso una predicción climática a partir de un objeto kitsch.


En 1945 Merleau Ponty escribe Fenomenología de la percepción, teoría que  se centra en que la experiencia perceptiva es siempre experiencia de estructuras entendida como conjunto interactivo de partes y relaciones. Para el autor las cosas se captan en relación con el esquema corporal, es decir que los sentidos se construyen a partir de las relaciones que establecemos con el cuerpo.
Este complejo sistema de interrelaciones que desde su perspectiva, es el que da esencia a las cosas, los cuerpos, los sentidos, permite establecer un modo de lectura al trabajo de Nora Aslan y pensar en encuentros que hacen ancla en un determinado momento. 


Ese punto en este caso es tramposo, la idea de uno que solo es uno en su relación con otros. No hay jerarquía. Cada punto es ese, único y repetido, como esos suvenires expuestos, que juntos y seriados, pese a su supuesta paridad, reflejan cualidades propias de su estado, hacen de termómetro y mutan según mínimas variables.


Esta exposición reúne un cuerpo de obras de Nora Aslan, que lejos de aspirar a una totalidad que mira hacia atrás, trae al espacio un sistema que en su propia lógica establece un modo de expansión. Un germen que se multiplica pero mantiene siempre una constante que no se adapta a una única forma o moda.


En dirección opuesta a un planteo lineal y cronológico presentamos un espacio sin fronteras, la idea de un sistema orgánico que en diferentes dimensiones propone un juego en la dirección de las miradas. 


La multiplicación como gesto:
La extrañeza y lo siniestro en un acopio obsesivo de imágenes. Primero eran recortes, imágenes de noticias y medios de comunicación. La obra como objeto en el mundo es en relación a la información que contiene. Son testigos de época. Tienen historia en la piel. Nora redobla el gesto, y se mueve a su propia lente. De los medios a sus propias fotografías. Ese pasaje revela otra lógica, la multiplicación es infinita y al repetirse genera otro estado. La obra es ese encuentro, que era collage, en el sentido más tradicional de la técnica, el recorte, la superposición y la reformulación en el acto de reunir las piezas, y ahora se expande e invade el espacio físico. Tal vez replicando algo del sentido voraz en el uso y circulación de las imágenes en las redes sociales.


De ahí al infinito: manos, pies, cabezas, animales, ciudades, museos, el agua, los vidrios, las casas, las plantas y el punto capitoné. Ese punto desde donde todo irradia y se organiza. Punto de convergencia. A modo de sintaxis, estos puntos determinan cadencia, ritmo como versos en un poema. También encierran la historia de cuerpos, espacios, y hacen presión en un  foco, como queriendo dejar huella. Nora los fotografía en las antípodas de su esplendor. Juega con la idea de marca, piensa en el paso del tiempo y en las alteraciones. 

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El foco en la fractura:
Una jofaina rota da el comienzo. La idea de quiebre como inicio en una obra que al día de hoy está siendo producida. La falla en los sistemas como puerta de acceso y el ojo atento. Testigo que sigue mirando.


La distorsión como gesto, piezas que invitan por su trama y de cerca contienen imágenes que expulsan, violentas y perversas. Fragmentos que oscilan entre el placer y el horror: las cintas de un moño, los bordes de un labio, la mancha de un melanoma o las piernas de plástico de una muñeca.


La muerte como parte. En un cuaderno lleno de citas Nora escribe: El cadáver no es la totalidad de un animal, ¿será el collage una forma de muerte?  El corte, la incisión, la exclusión, una taxidermia de imágenes. La piel de un animal muerto se abraza a un carro vacio. Se trepa o cuelga según queramos pensarlo. El miedo y la tregua. 


Ese cuerpo:
Definido por su relación con el hacer, Nora construye una mirada que señala lo incómodo, aquello que nadie quiere mirar: lo feo, lo monstruoso, lo que no encaja y disloca. Su cuerpo en el espacio determina coordenadas que establecen un punto. Pequeños señalamientos que organizan lecturas. Focos de sentido. Pausas.


Disectratus, una mesa de acero  aséptica y fría contiene todas las medidas de Nora, objeto doméstico, tatuado de referencias orgánicas, es el centro de un conjunto mayor, esa mesa, esa obra, ese cuerpo, ese punto es el que hace de eje y se mide con su tiempo. Ella como centro articula un sistema mayor que hace sentido en lo particular del mismo modo que en el conjunto. 
Así se establece un sistema en torno a la dirección de las miradas. La suya como punto de partida, recorta, fotografía y acopia. La de sus testigos, centenares de ojos que se repiten, reproducen y miran. Miran su trabajo, la miran a ella, nos miran a nosotrxs mientras el tiempo despliega sentidos. 


El prefijo trans alude a la idea de un movimiento que va de un lado a otro o se ubica al lado o tras algo. Lo que está entre, lo que atraviesa a todas o lo que está más allá. Una espacialidad y el modo en el que nos percibimos en esa relación. Llevado a lo disciplinar, refiere a categorías que no se organizan jerárquicamente: conviven y hacen sentido en relación al objeto que abordan.  La transdisciplina, es hija de las imperfecciones crecientes en los modos dominantes de construir el conocimiento. La obra de Nora Aslan se tensa en este prefijo y se ubica en los bordes de muchas disciplinas sin pertenecer del todo a ninguna. La riqueza está ahí, en su modo de puntuar la infinita multiplicación, en su modo de estar en relación a otrxs y sobre todo en la capacidad de construir siempre coordenadas nuevas. Ella es como el delfín de Mar del Plata, ahora en Córdoba, esperamos ver si azul, violeta o rosa.
María Alejandra Gatti

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Bio

NORA ASLAN

BIO

 

Nora Aslan (Buenos Aires, Argentina, 1937)
El proceso creativo de Nora Aslan inicia con la búsqueda de imágenes fotográficas. En sus comienzos,  se apropiaba de aquellas que encontraba disponibles pero desde hace unos años trabaja con fotografías de su autoría. La artista relaciona distintas imágenes creando fricciones que segregan otros sentidos ajenos a aquellos que portaban como piezas aisladas. 
Las obras de Aslan juegan con la relación problemática entre una apariencia banal y decorativa, y un compromiso que se instala en el momento de volverse mirada atenta y adentrarse en el acto de ver. Lo que diferencia – y relaciona – las sucesivas series es el punto de vista adoptado en cada instancia para generar ese inestable recorrido de la visión: ver y no ver en el juego especular de las apariencias.
Nora Aslan estudió Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Concurrió a los talleres de Marta Viñals, Víctor Chab, María Luisa Manassero, Héctor Giuffré, Ana Eckell y Carlos Boccardo.

Realizó exhibiciones individuales en diversas instituciones entre las cuales se destacan: Ese punto (Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, Córdoba, Argentina, 2019); Like a Rollercoaster (Pavel Zoubok Gallery, Nueva York, Estados Unidos, 2005); Ventanas Chinas (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina, 2001);  Punto de vista  (Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, Chile 2001),  Alfombras (Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina, 1997). Del mismo modo, participó de numerosas exposiciones colectivas en Argentina, Brasil, Perú, Cuba, Estados Unidos, España, Portugal, Alemania, Austria, Suiza y Polonia. 

Entre otras distinciones recibió el Primer Premio en el 1er Salón Nacional de Arte Textil  (Buenos Aires, Argentina, 1992), el Primer Premio en el Salón Municipal de Tapices (Buenos Aires, Argentina, 1981) y el Primer Premio Universidad de Palermo (Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina, 1996). Fue dos veces ternada para el Premio Konex (1992, 1982). 

Sus obras forman parte de las colecciones de: Dallas Museum of Art, Museo de Arte Moderno de Viena, Museo de Arte Contemporáneo de Sarajevo, Colección de Arte Latinoamericano de la Universidad de Essex, International College Center de Fulton Pennsylvania, Museo Sívori, Universidad de Palermo y Universidad de Tres de febrero, como también de colecciones privadas en Argentina, Estados Unidos y Europa. 

Fue docente durante más de 25 años en su taller particular. 

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