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Conformaciones

Sabrina Merayo Núñez

Curadora: Mariana Rodríguez Iglesias

20.10.16 - 25.11.16

Se traba conocimiento con ellas

no por representación

sino por contaminación afectiva

Felix Guattari, Caosmosis

 

Al escenario y al laboratorio, Sabrina Merayo Nuñez les pide prestadas las particulares maneras que exhiben sus objetos. Vemos el mínimo número necesario de piezas para establecer una hipótesis del gesto humano que atraviesa la materia. Piezas que son tan fuertes en sí mismas que pueden sostenerse solas, con las huellas del trabajo realizadas sobre ellas como único argumento. Aisladas y reunidas, distribuidas en el espacio rodeadas de silencio como para que éste sea el mejor despunte de sentido. Del escenario, se replica la presentación de fuerzas –como sucede en el encuentro de protagonista y agonista en las tablas o la proyección de la voz del actor hacia su audiencia– con la diferencia de que aquí los cuerpos son los materiales en estado concreto (antes que figurado) y lo que vemos son breves escenas detenidas en el tiempo: resistencias del material, mutaciones a las que fueron sometidos, procesos suspendidos a mitad de camino de convertirse en otra cosa; en última instancia de ensayos y desplazamientos. Del laboratorio, no sólo reconocemos el modo de aproximarse al objeto y analizarlo en sus partes, podemos, sobre todo, reconocer que cada pieza es una muestra obtenida en el taller entre herramientas y libros, entre objetos a desarmar y obras por terminar.


En Conformaciones, al usar su propia colección de materiales provenientes del universo del mueble, Merayo Nuñez crea un tipo de inventario que asocia el gesto artístico con una perspectiva de sentido filosófica, en el contexto particular de la caja blanca de una galería, haciendo foco en las operaciones que se usaron para modificar la materia antes de que la norma fuera la industrialización del objeto. Aquí la artista actúa como coleccionista y alquimista: remueve a los objetos de su sistema de origen y los inserta en ese espacio en apariencia neutral -esa estética museológica que agrega valor estético y una apropiada distancia del mundo de lo utilitario. En este territorio de lo poético el espectador es invitado a leer cada forma con ojos táctiles, a recorrer el encuentro de materiales que se da en las piezas y prestar atención a las tensiones, lo que cede y lo que vibra en esos vínculos abstractos. Estas conformaciones pueden ser leídas como haikus, por su brevedad, por evocar un instante y porque su lectura es ante todo un pasaje a la abstracción de los sentidos.

 

La artista despliega un conjunto de obras que dan cuenta de la relación entre los seres humanos, las ideas y los objetos presente en los dramas de nuestra historia leída a través del mueble y del ornamento. Hay una fuerza universal en la práctica de Merayo Nuñez, aplicable a la metáfora de la máquina –la exposición de las partes, sus relaciones y la noción de sus límites, antes que el conjunto como algo opaco para el usuario– al hacer visible lo que usualmente es invisible. ¿Cuál es la sintaxis propia de un objeto? ¿cuántos modos de combinarse y ordenarse existen para un conjunto de materiales? ¿qué pasa cuando esos mismos materiales, forzados por la potencia del trabajo sobre la materia son dirigidos hacia nuevos estados? Estas son algunas de las preguntas que podrían haber guiado el trabajo desplegado en Conformaciones, vale decir, la investigación práctica sobre cómo a los objetos y los materiales se les son dados diferentes roles y significados en el tiempo y las culturas hasta llegar a nuestro presente; la artista los desarticula y reorganiza para así encontrar otros poderes en esas relaciones. Poderes pequeños, breves instantes de encuentros, que desvían el cauce natural de nuestra relación con esos objetos y proponen una manera de estar en el mundo diferente o, por lo menos, más despierta, más atenta.

Mariana Rodríguez Iglesias

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